Niño enamorado “MCT-00D” Esa es la placa del Fiat espacio que tiene mi mami, es de color azul clarito, la corneta suena chistosa, me da mucha risa y de vez en cuando una chiripita asusta a mi hermana en el asiento de adelante. Mami tiene muchos papeles en el carro, todo el día trabaja y bueno…estábamos llegando al apartamento, el carro iba lento como casi siempre y muy ruidoso, mi mama estaba cantando una canción en la radio muy inspirada, siempre anticipa la voz de la cantante y no sé por qué. Había gente por la calle antes de llegar a mi edificio, unos niños estaban comprando helados mientras otros jugaban béisbol con una chapita y un palo de escoba, mi mami les tocó corneta y dijo “¡Coño! Cuidado carajito”. La corneta del carro me hizo reír y después nada, le dije a mi mami que me comprara un helado y no quiso. -Bájate hijo, toma la llave, voy a hacer un trabajo y vuelvo, recuerda cerrar la reja con llave y cierras la puerta, más tarde te mando a la Tata, le tienes que abrir, tienes que estar pendiente; en el microondas hay dos perros calientes comete los dos si quieres y le dices a tu hermana más tarde que se prepare uno. -Aja—Luego me apuró con su mirada y me bajé velozmente-- Una anciana me miró en la puerta: -¿Tienes llave hijo? Sin levantar la mirada abrí la puerta, dejé que entrara y me fui corriendo para evitar montarme en el ascensor con la viejita, su perfume era espantoso. Entré al apartamento, cerré la reja con llave y la puerta. Después de comer me puse de inmediato a hacer la tarea de lenguaje y la de caligrafía. Cuando iba a comenzar la de caligrafía leí el enunciado: “El lorito de Juan come maíz todas las mañanas” Así me acordé de Rut ¡Ay cuan enamorado estoy! Una parte de mi mente me dijo: - ¿Cómo esa oración pudo hacerte pensar en ella? --Y la otra respondió-- -¿Cómo esa oración no va a hacerme pensar en ella? Me recuerda aquel día en que la profesora Betania le preguntó si tenía alguna mascota y ella respondió “Si maestra, tengo un lorito que se llama Eusebio, como el futbolista” Pasé varios minutos enredado por auroras, nubes y ángeles que me hacían flotar, enamorado, dispuesto a entregarle mi corazón a la niñita de mis ojos, Rut. Soñaba despierto con las palabras que debía decirle al día siguiente hasta que Tata tocó la reja con su anillo de bodas y dijo en voz baja: -Buenas tardes, ¿alguien me abre? -Bendición abuelita pase adelante -¡Ay! Qué nieto más caballeroso tengo, Dios te bendiga príncipe. Mi abuelita es una reina con muchas canas y un bastón, llegó y me hizo de inmediato unas panquecas de cambur deliciosas ¡Ay abuelita cuánto te quiero! Mi mami llegó tardísimo y toda sudadita de tanto trabajo, además el carrito no tiene aire acondicionado. Terminé mi tarea de caligrafía y me fui a jugar futbolito con Daniel y Eulalio. Sudé como un mono, olía horrible, luego mi papi me buscó para llevarme a las estúpidas clases de ajedrez. Son muy aburridas, todos allí creen que saben mucho, son inteligentísimos, eso creen, es todo blanco y negro, sólo se escucha la voz del profesor y el golpecito al reloj de tiempo. Cuando salí me compré una frescolita y un ponquecito que compartí con una hormiguita de la mata de mangos que mi abuela llama “pico de loro”. Le compré un chocolate a Rut para el día siguiente en la escuela. El resto del día solo pensé en Rut, en cómo le entregaría el chocolate, tenía que ser valiente en verdad. En la mañana me levanté todo lleno de lagañas en los ojos…bueno, mi mami me levantó, mi hermana, Natalia, se estaba bañando, entonces tuve que esperar, tardó muchísimo, de hecho dormí veinte minutos afuera del baño azul, como le llamamos todos en la casa. Mami me preparaba una arepa mientras tanto, el tostado olor de ella me alcanzaba, quizás soñé con una gran arepa rellena de carne mechada, mi favorita. El agua caliente nunca salió entonces me bañé con agua fría, me cepillé los dientes dos veces e intenté verme al espejo pero todavía soy muy pequeño. Utilicé varias veces el hilo dental y luego recordé que tenía que comer, pero decidí llevarme la arepa y comer después de lo de Rut. Se me revolvía el estómago de amor ¡Ángel de los cielos! ¡Cuán enamorado estoy de ti! Llegué a la escuela en el MCT-00D, mi mami se despidió de mí con un beso en el cachete, había muchos niños vestidos con franela verde, segurito por lo del día del árbol. Cantamos el himno de Venezuela y después el del árbol, la bandera estaba muy bonita y la brisa nos dejaba verla completico. Veía hacia atrás en la fila y estaba ella del lado derecho, en la fila de las niñas, tan bonita. Cuando entramos al salón esperamos a la profesora de castellano que siempre se tarda unos quince minutos en llegar. Mi mente: Este es tu momento querido amigo, debes dirigirte a ella, saludarla con un beso en el cachete, no muy cerca, así evitaras llenar su cachete de saliva ¡Desagradable asunto! No lo arruines ¡Cuidado pues! Mientras me acercaba pude observar a Juan Carlos saludándola y regalándole una florecita de pétalos blancos, tallo verde y pistilos amarillos como el sol. ¿Cómo se atreve ese esperpento a acercarse a mi bonita Rut? Tenía que ser el más pajuito de todo el salón ¿Qué hago? Me acerqué con el chocolate en la mano y Juan Carlos al verme me dice: -¿Cómo estás panita? Yo le regalé a Rut recién un chocolate igualito al que tienes en la mano. Son muy buenos, cuando lo pruebes vas a ver chamín ¿Chamín? ¿Cómo ese enano va a decirme así? ¿Qué clase de burla es esta? Cuando me di cuenta ya mi mano de la rabia había hecho pedazos el chocolate y me había regresado a mi pupitre con una lagrima rodando por la mejilla derecha, la escena había sido apreciada por todo el salón, la burla pues. -¡Pajuito, pajuito!—Gritaba Alexander Bautista-- -¡Eres un llorón! ¡Eres un llorón!—Exclamaba Francisco Gómez-- -Ven chamo no le pares, vamos a comer un pastelito, yo te lo brindo—Me decía Arocha-- Me fui con Arocha a comer el pastelito ¡Qué grandes compañeros se consigue uno en la vida! En la clase de castellano no podía dejar de pensar en Rut, sus ojitos y su sonrisa, y tampoco podía dejar de pensar en el toche de Juan Carlos y su precoz bigote. Por otra parte mi conciencia me decía “¿Por qué no le diste el chocolate? ¿Así de tonto eres?” Nunca supe responder. Cuando fuimos a receso hubo un terremoto muy fuerte, suspendieron las clases, salimos todos del colegio y afuera en 5 minutos llegó MCT-00D a buscarme, desde el carro vi a Rut que parecía vivir en las estrellas, solo sonreía y sonreía, Juan Carlos estaba del otro lado lanzándole pepitas de un árbol a Arocha que se despedía de mi como saludando a un general en jefe de seguridad naval, hacía caso omiso a las pepitas que le lanzaban Juan Carlos y Leonardo Martínez. Le saludé y me fui. Es imposible que a Rut le guste ese bicho, hoy en la tarde le compraré algo a Rut y mañana se lo daré. -Mami cómprame un helado de mantecado por favor -Está bien hijo, te amo—Y me dio un fuerte abrazo diciéndome al oído luego—Gracias al cielo que estas bien. -Yo también te amo mami, ¿Puedo quedarme con el vuelto? -Claro hijo “Definitivamente este vuelto será suficiente para comprarle hoy algo a Rut”—pensé-- Y el MCT-00D se movió sin prisa hacia casa de la Tata. Miguel Ortega
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Escribo por aquí algunos cuentos que quizás llenos de un toque mágico hacen contraste con los relatos viajeros que escribo
¿Te darías un baño aquí?
Por encima de las nubes
¿Llegarías tan alto? Llanos venezolanos
CUENTOS
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