1- “Cónchale Miguel no seas cochino” “¡deja la flojera y me botas esa basura ya!” “Hoy no cocino” “bájale volumen a la computadora” “Miguel ayúdame a hacer esto en la computadora que no se hacerlo, ¡ah no me vas a ayudar! Gracias, muchas gracias” y entonces voy y la ayudo. “¿Por qué tienes esa cara? ¿Qué te paso? ¿Saliste mal en el examen verdad?” “Mira ese desorden, ¿Qué seria esta casa sin mí? Un desastre” Y lo seria. “Miguel anda a dormir ya está bueno, descansa” “¡Deja de tocar el trombón ya está bueno!” “Acuérdese que hoy quitan el agua” así me salva de un día apestoso a perro callejero. “Miguel haz una limonada por favor”. “Voy a la misa, alguien quiere acompañarme” Y pasan 10 o más compases en silencio hasta que alguien dice “Tengo que estudiar”. “¡Cónchale contesten el teléfono! Tu Miguel, estas ahí mismo y no lo contestas”. “Menos mal que tu si comes azúcar y no andas como los muchachos con esa maña de la dieta, toma una Susy” Y yo agradezco con mucha felicidad y gran pena. 2- “Miguel hiciste mal el ejercicio, arréglalo” “Claro que no, tú fuiste la que lo hizo mal” Así, me metí en problemas, admití que fui yo quien hizo mal el ejercicio y pedí disculpas. “¿Te volviste loco Miguel?”. “Tu si inventas de verdad”. “Eres un glotón deja de gastar dinero en donas” “Miguel por enésima vez, ¿tengo que explicarte otra vez esto?” Y aun así no lo entiendo. “No es así como tú dices”. “Estas equivocado”. “¡Claro que no, Miguel si eres necio!”. “Claro que es importante”. “Eres demasiado flojo”. “Hola”. “¡Tú y tus ratas Miguel!” “Eres demasiado tacaño”. “Miguel ponte las pilas”. “No” 3- “Miguel deja de agarrar mis duraznos, lambuceo”. “¡Deja de molestarme, sal ya de mi cuarto!”. “Mama, mira a Miguel, dile que deje de molestar”. “Mira esto ¿No te da risa?” “No”. “¿Quién agarro el chocolate de la nevera?”. “No sé”. “¿Vas a seguir?” 4- “Dios lo bendiga hijo”. “¿Hace calor por ahí?”. “hijo ¿Cómo está?, Dios lo bendiga, aquí traje un dulce de lechosa bien bueno, también traje unos mangos, un arroz con coco y unos dulcitos, porque yo sé que a usted le gustan, en mi casa yo no me como todo eso, por esos se los traigo ¿quiere que le haga unas panquecas?” ¡Cómo no! ¿Como seria mi vida sin estas palabras? no tendría sentido. En verdad, las mujeres me hacen feliz por sus palabras, por sus quejas, sus mañas, su risa, sinceridad, su alegría y su tristeza que llega hasta el fondo de nuestros corazones. Que feliz me siento de conocer mujeres tan grandiosas que hacen feliz cada uno de mis días, que a veces me molesto y me quedo callado sí, pero eso hace tan especial la vida. La razón no la tiene nadie eso es cierto, esas discusiones son solo parte de las cosas que hacen a la vida algo diferente, que tenga y no tenga sentido. Bonitas y brillantes, son las que más conozco y más busco, ya que irradian una alegría muy contagiosa que nos hace falta a todos los hombres también cansados de las cosas malas de Venezuela. Pero ellas nos quitan ese estrés a veces con solo una sonrisa y una risa como es mi caso. Terminaré diciendo que ellas son más fuertes que los hombres, ya que la historia las trato muy mal desde los inicios, pero ellas si han pasado guerras duras, incluso este día se conmemora gracias a mujeres luchadoras que hicieron valer sus derechos en Copenhague, Dinamarca. Y si, reitero, son más fuertes que los hombres que ahora cedemos y debemos aceptar todo de ellas y amarlas, como debió ser desde el principio, más bien me avergüenza decir que las mujeres tuvieron menos derechos que los hombres alguna vez. Y más triste es que aún hay mujeres que deben luchar por sus derechos allá en Medio Oriente sobre todo.
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Escribo por aquí algunos cuentos que quizás llenos de un toque mágico hacen contraste con los relatos viajeros que escribo
¿Te darías un baño aquí?
Por encima de las nubes
¿Llegarías tan alto? Llanos venezolanos
CUENTOS
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